martes, 29 de mayo de 2018

Pedro Fornazzari Pasalacqua

Se inició en Iquique, jugando por Jorge V.
Campeón de Chile, el año 1932, con sólo 15 años.
Seleccionado chileno.
Participó en los sudamericanos de Buenos Aires, Lima y Montevideo.
El Tarapacá escribió:
“Actúa en el básquetbol desde 1930 jugando en las divisiones inferiores. Jugó por primera vez en un encuentro de importancia contra el Eléctrico de la Oficina de María Elena en el mes de agosto del presente año. Es un excelente lanzador y su juego es muy eficaz en la ala izquierda. Es un elementos joven que aún puede dar mucho” (El Tarapacá, 22 de noviembre de 1933, página 5).
Fornazzari se desempeñó en la Asociación Central de Fútbol desde 1962, cuando fue designado Jefe de Prensa del Mundial de Fútbol realizado en el país.
Don Pampa, en la página “Mijagas” de la revista Estadio, escribió:
“Lo dijo Robledo en una rueda de periodistas: ¿Cómo es esto? Pedro Fornazzari, de “Ultima Hora”, es iquiqueño. Tom Murray, de “La Nación”, es iquiqueño, Don Pampa de “Estadio”, es iquiqueño. Todos coterráneos mío. ¿O es otra cortesía de ustedes?”.
Revista Estadio. Año IX. Nº 367. 27 de mayo de 1950, página 32

Jaime Cid "Una vida junto al básquetbol"

Como un deportista de tomo y lomo podemos describir a Jaime Cid, quien ya viviendo la tercera edad ha representado a nuestro país en variadas ocasiones a raíz de su pasión por el básquetbol, lo que le ha permitido jugar en 5 torneos nacionales y  4 internacionales.

El año 2016 será un periodo que nunca olvidarán, Juan Cid y la selección de basquetbol de adultos mayores de Chile, ya que se proclamaron como campeones del torneo Panamericano de Maxi Baloncesto en Costa Rica, categoría mayores de 75 años.

Cid, socio de la YMCA Santiago desde el año 2007 y  nos cuenta cómo nació su amor por el básquetbol. “Mi pasión por el baloncesto comenzó en el Colegio, soy ex alumno del Liceo Amunátegui, el cual tenía tradición de ser cuna de basquetbolistas, y yo por mi tamaño, nunca creí que me iban a seleccionar para la disciplina, pero un profesor que me descubrió me dijo que tenía condiciones a pesar de mi estatura, aquél profesor se llamaba Sergio Restovic”.

“Restovic después de ver que tenía la capacidad y el talento, me llevó a la Juvenil del Club Unión Española y estuve con ellos 4 años.  Luego comencé a trabajar e ingresé a Ferrocarriles del Estado como Ingeniero de Electrificación Ferroviaria, ahí dejé el basquetbol, estuve 10 o 12 años alejado, producto del trabajo, pero por donde andaba buscaba un gimnasio donde entrenar. Hice los cursos de entrenador, por lo cual, soy reconocido como entrenador por la Federación de Básquetbol de Chile”.

Su relación con la YMCA Santiago

Jaime Cid mira hacia el cielo y nos comienza a contar como llegó a nuestra Institución “Me hice socio de la YMCA por el Básquetbol, pero no en la YMCA Santiago, primero me hice socio en la YMCA Brasil, ya que estuve viviendo desde el año 76 al 82 en Sao Paulo”.

“Mi primer acercamiento con la YMCA Santiago fue mediante mi esposa y una hija, en una primera instancia comencé a venir al CEA para recuperarme de una lesión, y actualmente me entreno tres veces a la semana acá, participo en las clases de aquaeróbica y realizó tiros libres en el gimnasio principal de esta hermosa institución”.

Al finalizar Jaime Cid nos dice. “Lo que más rescato es que la Guay es una linda familia. Ahora me dedico a ser guayano, jugar por mi club y la selección”.

lunes, 28 de mayo de 2018

Yolanda Zuzulich Suárez

Jugó por Jorge V. Le decían la rubia hermosa.
Hermana del gran arquero Mario Zuzulich.
Defendió los colores de  la Oficina Iris y también por María Elena.
La revista Ercilla, en una de sus ediciones del año 1939, y en base a la votación de cinco comentaristas, la eligen como la segunda mejor jugadora de Chile. El primer lugar lo obtuvo Zulema Lizana. Y el tercero, Fedora Penelli, que fue la scorer del campeoanto nacional realizado en Iquique.

El Tarapacá
20 de enero de 1940, página 5

La foto de la revista Estadio

Eduardo Cordero

Jugó por Jorge V. Campeón de Chile, por Iquique, en Linares y Curicó, los años 1941 y 1942.
Seleccionado Chileno
Esto se escribió en la revista Estadio:
Ametralladora
Lalo Cordero, con juego de pases fulminantes, no ha podido encontrar su medio

Si hubiera encontrado “su” equipo no cabe dudas de que estaría señalado como uno de esos valores extraordinarios que se dan de tarde en tarde en el deporte. Si hubiera encontrado media docena de compañeros capaces de recibir sus entregas relampagueantes y seguir el ritmo vertiginoso de su juego, además de no dejarse engañar por sus fintas y movimientos, que son para los adversarios. Siempre ha dado espectáculos el juego del hoy crack porteño para su juego engañador. Finta para un lado y la pelota va para el otro. Acciona como que el pase salga para la derecha y parte hacia la izquierda. Casi no mira, podría decirse que presiente dónde está el compañero bien ubicado; pero el pase ha sido tan veloz y fuerte que la mayoría de las veces no sólo confunde a la defensa sino que sorprende a su propio compañero y la pelota se pierde. Sostiene que la pelota no debe ir donde está el jugador sino dos o tres metros adelante, al hueco, como en el fútbol. Para lograr entendimiento habrían sido necesarios meses y meses, años de entrenamiento intenso. Y tal adiestramiento no lo ha hecho en ninguna parte. Ha sido imposible. ¡Qué de cosas lindas podrán ejecutar media docena de muchachos capaces de meterse en ritmo relámpago!.
Sus pases no son sólo de manos y brazos; a veces, cuando es necesario, los saca con fuerza de los lados de los dedos casi sin mover los brazos y los hombros, que adelantarían la trayectoria a los adversarios. Desde pequeño gustó de esa acción engañosa, desde que comenzó en las canchas del Club Jorge Quinto, de Iquique. Eran tiempos del basquetbol lento, en donde casi se jugaba parado, y entonces las defensas adivinaban las intenciones y les era fácil interceptarlos. Por qué entonces no engañarlas. Insinuar para un lado y que la pelota vaya para el otro. Más, desde el comienzo encontró el tropiezo de que sus pases también engañaban a los compañeros.
“Este gordo juega muy fuerte y muy rápido -reclamaban-. Juégala más despacio.” ¡Pedir eso en un deporte en que la arma mejor es la velocidad! Pero si le sucedió casi siempre. Sólo en contadas ocasiones ha podido encontrar elementos en los cuales sincronizar y de inmediato se ha enhebrado una acción tan veloz que los rivales se han desorientado, las canastas se han llenado de goles y el público se ha puesto de pie para aplaudir pero son contados, sólo de tarde en tarde, en el equipo militar del norte, en la selección porteña, en el Audax, de Valparaíso, y en el seleccionado de Chile. Uno o dos nada más. Lo que pasaría si todos pudieran seguir el ritmo. Seguramente los llamarían fantasmas del cesto.
Una vez realizó un jira por la Serena, con el Audax -hoy juega en el Arabe, de Valparaíso.; y se produjo un hecho poco común en las canchas. Al promediar el segundo tiempo, cumplió cuatro fouls, y la mesa indico su salida, y el público, que llenaba la cancha, lo impidió. Estuvo aplaudiendo y protestando diez minutos, porque no quería que saliera quien era el primera actor del partido, el que los había entusiasmado con una exhibición de pases mágicos. Fue tanta la presión del público, que los dirigentes tuvieron que pedir al árbitro y a la mesa de control que le permitieran seguir jugando, pese a sus cuatros faltas.
Eduardo Cordero Acosta es iquiqueño; en su tierra se formó, pero nunca fue seleccionado de su calidad. El pudo también adquirir prestigio y ser figura de esos teams del norte, que en dos ocasiones conquistaron campeonatos nacionales, junto a Bontá, Wood, Ledesma, Salinas, Juan Gallo, Cruzat y Pancho Cordero, su hermano; mas una serie de circunstancias se opusieron. Ha estado jugando en todos los torneos nacionales desde 1942, con la camiseta de Valparaíso, ciudad en la cual se radicó. Pudo ser seleccionado de Iquique, muy joven, pero tenía una contra física. En ese tiempo lo llamaban “Michelin” o “Chupadito”, era muy gordo, y el no salía a la cancha por las burlas. Por eso es que sólo admitió jugar por su club, el Jorge Quinto, en divisiones inferiores, y en primera sólo en aquellas ocasiones en que no había casi nadie en las tribunas. No se quería mostrar, no se quería lucir.
Lo bueno destaca donde esté, puede que tarde, pero llegará el día en que alguien lo señale y lo busque había ido a trabajar por unos cuantos mese a la oficina salitrera de María Elena, y allí había un jugador que era sensación por su juego vistoso, por su habilidad para manejar la pelota por sus pases elegantes: Manuel Acosta; lo llamaban “El Yanqui”. Pero sí él hacia lo mismo. Jugaron juntos, y la suerte quiso que se encontraran cumpliendo el Servicio Militar, en el Regimiento Carampangue, de Iquique; allí también fueron milicos Arturo Godoy y Francisco Bahamondes. Cordero y Acosta, maestros en el pase como bólido, y en la finta se entendieron y fueron la fuerza de la selección militar de la Primera División que vino a Santiago, y conquisto el campeonato del Ejército de Chile. En el Servicio Militar había dejado gran parte de su gordura, y se había destapado un jugador que era viva promesa para le basquetbol nacional. Fue aprovechado de inmediato. La Federación acordó en ese año. 1941, renovar su gente y mandar al Sudamericano, a efectuarse en Mendoza, una selección joven. Y allí estuvieron los dos soldados del Norte: Cordero y Acosta, junto a Mosqueira, Mahana,Smith, Ziomi, Jabbaza, Valdivia y tres ya forgueados: Salamovich, Antonio Ferrer y Angel Olmo.
No lo hizo mal ese equipito nuevo, afirmado en la experiencia de Salamovich y Antuco Ferrer, éstos jugaban a la defensa y mandaban a sus delanteros, todas buenas promesas: Mosqueira, Cordero, Acosta, Mahana y Smith. Especialmente los tres primeros. Con todo los equipos, exceptuando a Brasil, al cual se le ganó, Chile siempre estuvo arriba en el marcador durante tres cuartas partes del match, para perderlo al final, cuando salía uno o dos de sus titulares. Con su gente base se dio el lujo de aventajar en largos pasajes a Argentina, Uruguay y Perú.
Don Pampa
Revista Estadio
23 de septiembre de 1950

Manuel Ledesma Barrales


1920- 2001.
Pampino, jugador de La Cruz, campeón de Chile en básquetbol.
El “Traidor” Ledesma.
” ¡Ah  Si todos pudieran estar unidos  con las siete letras en el pecho, el título de básquetbol nacional no habría cambiado de manos desde 1941!”, dicen y comentan sus recalcitrantes  coterráneos ” (Don Pampa. Revista Estadio Noviembre de 1946).
Don Pampa, iquiqueño nato como se dice en estas tierras, en la revista Estadio  hace un interesante perfil de unas de las figuras del baloncesto local, llamado Manuel Ledesma, mas conocido como el “Indio”.
Nacido en la pampa, el 12 de agosto de 1920, el “Indio” supo de lo que es hacer deporte en ese agreste ambiente. La tarde se presta para la pichanga, y el “Indio” así lo entendió siempre. Ledesma jugó al fútbol y al básquetbol. Fue otro iquiqueño, Mario Bontá quien le señaló el camino del baloncesto. En competencia pampina, el equipo de Rosario de Huara se clasificó campeón en básquetbol, y ese cuadro tuvo el honor de contar con Ledesma y Bontá, dupla que después le daría grandes satisfacciones a Iquique y a Chile. El primero fue “cruciano” y el segundo  “alas negras”.
De la pampa se vino a Iquique. En fútbol actuó por Maestranza y en básquetbol por La Cruz. El año 41 fue seleccionado local en básquetbol; era reserva del equipo. En Arica, tuvo que reemplazar a Malebrán,  entró el “Indio” y desde ese momento fue titular. Y sobre todo, como dice don Pampa “fue  columna y garantía  de todos los seleccionados en que ha actuado”. El ” Indio” representa, para el club deportivo  La Cruz  una de sus máximas expresiones. Y creo que lo representa por la garra y el sentido del derroche físico que exhibe. Quizás en términos modernos, para los crucianos sea Andrés Mery Ponce, el equivalente del “Indio”. Pero dejemos que el “Indio” hable:
Me entusiasma la técnica, pero no acepto los  “técnicos” de las canchas chilenas que carecen  de fibra de luchadores. ¿De qué sirven  esos cracks de cartón?  De mucho estilo, vistosa acción, si sólo son unos autómatas, que entran a la cancha a ejecutar movimientos  estudiados, y no le ponen nada de adentro: coraje, empuje, voluntad. No sirven de nada; pues estos jugadores, de aptitudes intelectuales muy destacables, sólo juegan  cuando los dejan. No; el deporte en su esencia, es lucha, disputa  y no una exhibición (Revista Estadio Noviembre de 1946).
De lo anterior también, se puede deducir, de esa concepción del deporte, el por qué al Ledesma le decían “Indio”. Lo de “traidor” con lo que iniciamos esta párrafo es necesario, ahora aclararlo. En el Nacional de 1943, Iquique, jugando como local pierde el campeonato, y lo pierde frente a Valparaíso, y la paradoja, es que por el cuadro porteño jugaban tres iquiqueños, entre ellos el  “Indio” Ledesma. Pero dejemos mejor a Don Pampa que nos narre lo que allí ocurrió:
Valparaíso lo derrotó en una noche negra, muy negra,  para cinco mil personas apretujadas en la cancha Castro Ramos, del puerto histórico. Nunca he visto una demostración más impresionante de tristeza,   esa vez que Iquique vio derrotado a su equipo.  ¡Que puñalada para su amor propio y orgullo! Cinco mil personas se quedaron heladas! derrumbadas por un mazazo tremendo. El partido había terminado, nadie se movía de sus asientos, y no había un grito, una protesta. Todos mudos, vacíos. Manifestación imponente de dolor, como un funeral. Tardó un poco, pero vino la reacción y recordaron que tres iquiqueños eran la fuerza del team adversario: Ledesma, y los Cordero, que uno de ellos Pancho había decretado la derrota en los últimos momentos, cuando el team repuntaba y se acercaba a la victoria. Pancho Cordero encestó desde media cancha tres dobles seco, y hundió a Iquique. Los espolonazos del  “Huáscar ” (Revista Estadio Noviembre de 1946).
Fue esta quizás la década más gloriosa del básquetbol local. Lo del 43  la más triste, Iquique quedó cuarto, pudiendo haber sido campeón por tercera vez. El campeonato lo logró Universidad de Chile que contaba en sus filas con el norteamericano Bill O’Brien. Quizás lo que más duela  fue que se  perdió  frente a un equipo compuesto por tres iquiqueños. Cosas del básquetbol  habrá dicho más de alguien.
No obstante, en conversación con Manuel Ledesma el día miércoles 12 de noviembre de 1991, me dijo que  había sido cosa del azar, y que en el fondo, a él como iquiqueño le dolía lo ocurrido. Lo que le importaba era el deporte. El campeón de esa época Universidad de Chile, además estuvo integrado por puros iquiqueños. Mathieu, Mitrovic, Verdugo, Fornazzari. En el fondo, agrega Wood fue un campeonato entre puros iquiqueños. En esa conversación, Ledesma, me entregó un poema que él mismo había escrito para Iquique. “Tierra mía generosa/ lo que te piden lo das/ desde la pampa soleada/ a la zona lluviosa/eres la piedra preciosa/ que en América se advierte/ por eso es que quisiera verte / sin ninguna desarmonía / y espero confiado el día / que Dios mejore tu suerte”.
La triste noticia de su muerte, nos inspiró a escribir:
Réquiem para el “Indio” Ledesma
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viernes, 25 de mayo de 2018

Glorias deportivas de Linares

Cancha de la Intendencia: cuya ubicación estaba en calle Sotomayor, adoquinada hoy, piedra huevillo ayer, esquina con calle Manuel Rodríguez, la Intendencia de Linares; un edifi¬cio colonial construido por el Ingeniero don Luis Coopman entre 1888 - 1893.
Glorias deportivas de Linares -Cancha de la Intendencia y el Básquetbol
 Y allí en la misma esquina, donde estuvo el Telégra¬fo del Estado, se instaló la primera peluquería en Li¬nares de don Gumersindo Lamilla y más al interior, en el patio, se construye en 1933 la Cárcel Pública, fuertes murallones reteniendo libertad… como esclavos exclamando perdón.
En el mismo lugar, escenario de obras humanas; aprovechando los fuertes murallones, se levanta majestuosa Cancha de Básquetbol, por obra y empeño de Luis Maureira Gangas, para el Primer y único Campeonato Nacional de Básquetbol Masculino efectuado en 1942.
A Luis Maureira Gangas y a Efrén Soto, la respuesta fue en Santiago: “Ustedes no tienen ni Cancha y se atreven a pedir un Nacional”, y como repi¬tiendo esa frase gloriosa para el logro del Mundial de Fútbol, de Car¬los Dittborn, ellos entre sí, se comprometieron para ese Nacional te¬ner la mejor cancha de Chile, es decir “porque no tenemos nada lo queremos todo”. Efectivamente Linares tuvo la mejor cancha del país, los mejores dirigentes y la mejor hinchada.
Lo más cen¬tral de Linares, como fondo la Plaza de Armas y sus románticos árboles, como marea entre ventanales del tiempo que pasa. Agua bendita en hisopo del Pastor y el Deporte, Monseñor Moreira, bendijo la blancura de cancha y tribunas. Así comienza la historia de la Can¬cha de Básquetbol. Se luchó codo a codo con los grandes, desde Iquique a Magallanes. Pasan los años, el viento llevó las voces de triunfo o lágrimas de derrotas. Así es el deporte. Gestos como estos nos hacen sentirnos orgullosos y grandes.
Básquetbol linarense: debemos reconocer que en el aspecto deportivo hasta la década de los 40, nuestra ciudad no había tenido una figuración destacada e impor¬tante a nivel nacional y ni siquiera en el ámbito zonal.
A pesar de la pasividad de los cultores de las diferentes y variadas disciplinas. Una que se practicaba y puede destacarse fue el Básquetbol Femenino que consiguió un 2° lugar en el Nacional de 1938 y sus más destacadas figuras fueron Celia Brito, Elena Lara Ester, Alarcón, Armilda Galdámez, Elisa Romero, Melinda Vásquez.
A pesar que ya habían cumplido su etapa, por lo menos dos generaciones de basquetbolistas, que realizaban sus prácticas en una canchita en el interior del Club Social (lado oriente del Teatro Municipal) y otra que estaba ubicada en la Escuela N° 1 -de calle Maipú- donde la Selección de Linares que tenía como figuras a Lara, Tucapel Bustamante, los hermanos Valenzuela, Padilla y el “Gallina” Salinas enfrentó a la Selección de Méjico-
Sólo el año 1942, fecha del Campeonato Nacional de Básquetbol en nuestra ciudad y donde obtuvo el título máximo el quinteto de Iquique, se puede indicar como inicio de una nueva era del básquetbol de Linares.
Luego, en 1944, arriba a esta ciudad a cumplir con las funciones de Inspector de Impuestos Internos, Alejandro Gálvez, Director de las Barras Universitarias, en los Clásicos que se realizaban en esa época, quien junto con haber sido destacado basquetbolista, era poseedor del título de Entrenador y que -a la vez- su mayor deseo era contribuir a la formación de nuevos valores dentro en la juventud que rudimentariamente practicaba esta disciplina.
Fue así como se dio comienzo a una nueva etapa del básquetbol linarense, con una vi¬sión futurista y para ello el Directorio de la Asocia¬ción de Básquetbol, designó como entrenador titu¬lar de la Selección de Linares a Alejandro Gálvez, quién a corto plazo solicitó se integraran -a este conjunto- algunos jugadores con cierta experiencia como Luis Riffo, Tucapel Bustamante, Manuel Almuna, Roberto Movillo y los integrantes del equipo del Liceo de Hombres, Nasim Nome, Juan Benítez, César Muñoz, Raúl Valenzuela, Carlos Beaudout y Federico Zehnder.
Dos años de intenso entrenamiento bajo una disciplina estricta con complementación de los fundamentos que debe poseer un basquetbolista, fue el comienzo de una etapa donde este deporte cimentó su futuro.
En el año 1946 es destinado, a la Escuela de Artillería, el Capitán de Ejército Raúl Mosqueira, Oficial que por sus condiciones deportivas había sido integrante de varias selecciones nacionales del baloncesto chileno y con una experiencia como jugador internacional, poseedor de co¬nocimientos de las más modernas técnicas en este deporte.
Es entonces cuando, por traslado de Alejandro Gálvez, asume la dirección técnica del conjunto linarense Raúl Mosqueira, quien mantiene la nómina de los jugadores de Gálvez y solicita a la directiva máxima de Linares, convoque nuevos elementos que podrían fortalecer el equipo existente. Así llegaron a completar el plantel de seleccionados los jugadores Francisco Campos, Nelson Cocha” Carvajal, Mario Alfaro, entre muchos otros.
Se viene a la memoria, entre otros tantos recuerdos desordenados, la Selección de Linares, el equipo de Árabe, el quinteto del Liceo de Hombres, el extraordinario profesor de Ed. Física y Director Técnico D. Lautaro González y los descollantes jugadores como Nasim Nome, Francisco Campos, “Nene” Dabanch, Gidi, Ortega, Carvajal, Delgado, Hirmas, Aburman, Norambuena, Jorge Rojas, la visita de Unión Española, en la Cancha de la Intendencia y otros tantos hechos que deben estar registrados en la memoria de los deportistas de nuestra ciudad.
Este deporte, en Linares, tocó el cielo con las manos, tras alcanzar la gran nombradía a nivel nacional. Por esos años, la repercusión deportiva fue notable y, como nunca antes, la gente se prendía a alentar al elenco representativo de nuestra ciudad. Todavía emocionan las imágenes (aunque sea en la memoria) con una Cancha de la Intendencia “hasta las banderas” y un quinteto de oro arrancando aplausos de los asistentes.
Y como si eso fuera poco, la conjunción público y quinteto se transformaba en responsable de esos hermosos momentos, atesorados en años brillantes para el deporte local. Era un interés inusitado, generando una revolución cada vez que se abrían las boleterías de la Cancha de la Intendencia o las puertas del Gimnasio del Liceo de Hombres. Hubo, en ambos recintos, encuentros memorables. (Bibliografía: Galería de Cracks, Ernesto Astudillo Yánez, Imprenta “Esfuerzo”, 1968).


Fuente: http://www.diarioelheraldo.cl/noticia/glorias-deportivas-de-linares-cancha-de-la-intendencia-y-el-basquetbol

Juan Andrés Mitrovic Guic


Jugó por la Academia de Educación Física.
Fue campeón de Chile, el año 1943 en Iquique, pero defendiendo los colores de Universidad de Chile, junto a Pedro Fornazari y Alberto Mattieu.
Fue seleccionado chileno y en esa condición jugó en las Olimpiadas de Londres.
Defendió a Iquique por última vez en el Nacional de Osorno en 1958.
Don Pampa, en la sección Migajas de la Revista Estadio, escribió:
“Por teléfono me hablaron:
-Oiga Don Pampa, destaque lo que puede el salitre como abono.
“Diga a la gente que en esa fotografía que publicaron en Estadio, para señalar la estatura de los grandotes de la selección olímpica  de basquetbol, de los seis, cuatro son iquiqueños: Gallo, Mitrovic, Ledesma y Cordero.
Malita la pomada” (31 de julio de 1948).


miércoles, 23 de mayo de 2018

Sportiva Italiana Campeon de Dimayor


Técnico y jugadores porteños recuerdan aquel tremendo éxito conseguido en 1980.



El 23 de agosto de 1980, Sportiva Italiana obtuvo uno de sus logros más significativos: ser campeón de la Dimayor, el torneo más competitivo de los cestos nacionales. La obtención del título coronó una etapa que estuvo marcada por la presencia de grandes jugadores, que al parecer hoy son una especie en extinción.
En aquel memorable campeonato, el plantel, dirigido por José Luis de la Maza, lo integraron solamente basquetbolistas nacionales, lo que le da un doble mérito a la obtención de la corona, tomando en cuenta que otros quintetos se reforzaron convenientemente con figuras extranjeras.
El certamen se disputó entre ocho equipos del país en dos ruedas, en la modalidad todos contra todos. Los rivales de los itálicos fueron Esperanza, Universidad de Chile, Unión Española, Bata de Peñaflor, Naval de Talcahuano, Universidad de Concepción y Español de Talca.

En la estadística final de los itálicos, sobresalen los doce triunfos y sólo dos derrotas, y el haber estado invicto durante diez fechas, hasta que el otro conjunto porteño, Esperanza, dirigido por Jorge Santana, les quitara tal condición.

RECUERDO IMBORRABLE

Para sus compañeros, el líder de aquel plantel fue Oscar Fornoni, quien hace 19 años está radicado en EE.UU. "Ese grupo era de muy buenos amigos, entre los que no había celos, y nos divertíamos jugando", recordó el extraordinario pivote.

Haciendo un somero "flash back", surgen en su mente una serie de anécdotas, como "cuando viajábamos al sur en bus, y 'matábamos' el tiempo jugando 'chiflota' o durmiendo en el piso, porque, con nuestras piernas largas, no podíamos mantenernos sentados".

El título llegó después de haber sido subcampeón de Dimayor en 1979. "Justamente, le ganamos a Thomas Bata en el último partido, el campeón anterior, y eso fue el resultado de mucha gente, especialmente gracias al apoyo de los dirigentes Fernando Ognio, Antonio Galliani y otros más; del trabajo del técnico Renato Raggio, que lo continuó José Luis; de Juanito Hernández, el preparador físico que nos ponía a punto para soportar todos los partidos...", repasó el gran jugador.

La figura goleadora de José Luis "Pipa" Verdejo se extendió por todo el campeonato. El talentoso conductor llevó a la victoria a Sportiva en la mayoría de los encuentros. Claro que en el momento de hacer una evaluación de sus actuaciones destacó que "el trabajo del equipo fue de conjunto, es decir, primaba lo colectivo por sobre lo individual".Asegura que los partidos más complicados fueron ante quintetos que contaban con extranjeros. "Por ejemplo, Unión Española tuvo a Grieg Pritchett y David Mazulla, los que nos ganaron con más de veinte puntos cada uno en el gimnasio Arturo Prat, de San Felipe", explica.


Jorge Antonucci cambió los remos por la pelota, y en poco tiempo se consagró en defensa de Sportiva Italiana. "Yo pienso que el proceso que culminó con los dos títulos de Dimayor, comenzó en 1974, cuando el técnico Renato Raggio se preocupó de armar un equipo más competitivo, pues en la competencia local anterior nos había ido muy mal", explica el histórico itálico. Para Rual Villella "fue maravilloso obtener un título en el campeonato más importante que se disputa en el nivel nacional". Agrega que "para mí resultó tremendamente sacrificado, porque debía cumplir con mi trabajo en el Casino Municipal de Viña del Mar, los entrenamientos y los partidos de la competencia local y Dimayor". Asegura que ese éxito se tradujo en una inyección anímica para la gente, que siguió al equipo hasta el final, lo mismo que al quinteto de Esperanza. También, se emociona al recordar a los desaparecidos técnicos Renato Raggio y Enzo Pérez, "porque ellos me enseñaron a jugar básquetbol, lo que me permitió defender al club que representa todo para mí: Sportiva Italiana".
Jaime Hernández estaba a punto de retirarse del baloncesto activo, cuando fue protagonista de su último título como jugador. "Es quizás el mejor equipo que ha tenido Sportiva, pues no sólo jugaba bien en el nivel nacional, sino que también en los campeonatos internacionales", expresó aplicando sus conceptos de profesor de educación física.
EL TÉCNICO La escuela técnica que formó el gran Renato Raggio, la continuó José Luis de la Maza, su discípulo más aventajado. "Para mí, el título de 1980 resultó muy valioso, ya que dirigí a un gran equipo, muy disciplinado, táctico y con muchas jugadas de laboratorio", enfatizó el aún activo entrenador."Aplicábamos de memoria algunos movimientos como 'la cuchara' (formación 1-4), 'el tenedor' (4 puntas) y 'el cuchillo' (una cortada del conductor); manejábamos a la perfección los 30 segundos, que en esos años se permitían en la posesión del balón; y los tiros de distancias que valían sólo dos puntos, pero que ahora serían tres, con un especialista de excepción como Víctor Bahamondez", explicó.

Fuente: Diario El Mercurio de Valparaíso y Dimayor

domingo, 20 de mayo de 2018

Pablo Coro pura pasión por el básquetbol

El internacional chileno actualmente forma parte del plantel de Osorno Básquetbol que participará en la Liga Nacional Movistar donde compartirá cancha con los también magallánicos Marcelo Hernández y el joven Carlos Lauler Zañartu Pablo Andrés Coro Oyarzo es un ejemplo de deportista que ha logrado mantenerse en la alta competencia del básquetbol chileno. Coro jugó en Osorno en 1988 por Sirio. Allí estuvo esa temporada, la misma en la que desapareció la institución, en condiciones similares a la que desapareció Provincial Osorno, el primer equipo chileno en ganar el torneo internacional benéfico que organiza la Universidad Católica de Santiago “Encestando una Sonrisa”. En 1989 arriba a Malta Morenita. Allí no se vivían las penurias económicas de otros equipos hasta que al final de la temporada 1989, el club cierra sus puertas.

 EL PROVI
Tras el término de Malta Morenita, Coro inicia un periplo por Ancud en 1990, UDE de Temuco desde 1991 hasta 1996, Universidad Católica desde 1997 hasta 1999 y arriba a Provincial Osorno en el año 2000, donde logra el título. Sigue en forma ininterrumpida en los Toros, sumando además varios títulos de Libsur y las coronas de Dimayor de 2004 y 2006.

EL SENTIMIENTO SOKOLINO
Al término del partido final del cuadrangular y mientras lo apuraban desde el camarín, Pablo Coro conversó con Deportes del Diario El Pingüino, se mostró feliz tras recibir la invitación de los viejos amigos del Sokol para participar del cuadrangular Glorias del Básquetbol Magallánico que fue ganado precisamente por los croatas.
Respecto del nivel de la competencia, manifestó que Chile 45 es un equipo que juega bastante bien pero la diferencia de edad en cancha se nota. Del que no tenía mayores antecedentes era sobre Sergio Ceppi que culminó en la cuarta posición de la competencia. Coro dice que todavía siente la pasión de estar en una cancha y más aún en la del Sokol que hoy muestra un nuevo piso a pesar de no haber estado para trabajar en ella pero siempre con un tremendo cariño hacia el Club.

LOS COTERRÁNEOS
Pablo Coro en la Liga Nacional Movistar por Osorno Básquetbol compartirá cancha y camarín con dos magallánicos como es el caso de Marcelo “Chelo” Hernández y Carlos Lauler Zañartu. Coro se manifiesta grato de compartir una vez más con Marcelo Hernández a quien conoció cuando el porvenireño llegó a jugar al mostruo del Lago, Provincial Llanquihue, luego estuvieron juntos en el desaparecido y exitoso Provincial Osorno y también en la Selección Chilena. Sobre Lauler Zañartu manifestó que lo conoció desde muy chico tal como vio jugar el sábado a sus sobrinos, por lo tanto se muestra feliz de compartir con ambos coterráneos.


Fuente: El Pinguino

viernes, 18 de mayo de 2018

Víctor Bahamóndez Cárdenas


La trayectoria del basquetbolista Víctor Bahamóndez Cárdenas (12/11/1953) estuvo marcada por el éxito desde que llegó desde Punta Arenas en 1970. Campeón de Valparaíso en casi una decena de veces, seleccionado porteño, universitario y chileno, impuso su juego en base a su certera puntería, habilidad que le dio fama de anotador.

- ¿Jugó básquetbol desde niño?
"No. A mí me gustaba el fútbol, y era el deporte que practicaba en Punta Arenas. Sin embargo, cuando me radiqué en esta zona, y por un hecho fortuito, llegué al baloncesto por un amigo de la familia, quien me invitó a jugar por el club Viña del Mar".
- ¿Qué motivaciones recibió para continuar?
"Una muy importante fue ser convocado a la selección nacional juvenil en 1972. Nunca en mi vida tuve una preparación más exigente que en aquel plantel formado por Raúl Roa y Renato Raggio. Yo era pivote con 1,82 metros, pero ellos me hicieron alero y me enseñaron técnicas que jamás había practicado. Fue una gran experiencia que me sirvió para todo el resto de mi carrera".
- La que resultó fundamental para obtener títulos después...
"Claro, porque logré una gran condición física y técnica, para ser campeón con Wanderers, Esperanza y Sportiva Italiana. En mi época de estudiante de ingeniería, en la Universidad Católica de Valparaíso, también formé parte de un equipo campeón nacional. Fue en Concepción con la dirección de Felipe Osorio y una formación que parecía selección de Valparaíso, con Verdejo, Schultz, Valdés, Haye y Cordero entre otros."
-¿Pero nada comparable con el bicampeonato de Dimayor?
"Fue tremendamente importante, para Sportiva y nosotros, ser dos veces campeón de Dimayor. En 1980, sólo jugábamos los nacionales, así que con un buen equipo se pudo ganar la copa. Pero en 1982, con dos extranjeros por equipo, el campeonato alcanzó un alto nivel. Tuvimos que prepararnos con mucha más dedicación. Como los partidos los transmitía Televisión Nacional para todo Chile, la competencia tuvo más atractivo y fue emocionante recibir nuevamente la copa de campeón".
Patricio Leal Vergara

lunes, 14 de mayo de 2018

Ariqueño Zepeda triunfa en la Dimayor

Que los medios de comunicación de la zona sur lo liguen a Provincial Osorno para la presente temporada, muestra que el 2002 fue un año que difícilmente podrá olvidar el basquetbolista ariqueño Francisco Zepeda Astudillo (29 años), quien triunfa en el baloncesto de la Dimayor de nuestro país, defendiendo los colores de Deportivo Valdivia.
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Esto lo ha llevado a replantear su carrera profesional, porque en un comienzo pensó retirarse a los 30 años, "pero el sacrificio de toda una vida me está dando los frutos que me permiten proyectarme a lo menos unas tres temporadas más en el baloncesto rentado y después veremos que viene", dijo, al dejar abierta la posibilidad de retornar a Arica a enseñar sus conocimientos o entrenar en la Dimayor.
 
INOLVIDABLE
 
La temporada pasada la abrió coronándose campeón tras cerrar una exitosa campaña en el 2001 y en octubre inscribió su nombre en el vicecampeonato que su escuadra consiguió en el Sudamericano de Clubes Campeones, que se jugó en Valdivia.
Este último logro es todo un hito para el deporte cestero nacional, ya que después de 31 años nuestra nación volvía a subirse al podio de los mejores del continente, luego que en 1971 la copa se la llevara Tomás Bata en Santiago. Y de paso, se terminó con una racha de 31 años sin que un equipo chileno pudiese superar en el ámbito internacional a un brasileño.
Este redondo 2002 le permitió a Zepeda regresar a su ciudad natal para celebrar la llegada del Nuevo Año y descansar algunos días junto a su esposa Geldi Pérez y sus dos hijos: Heather (10) y Ian Marcelo (4).
De paso, trabajará desde este lunes (durante una semana) en un campamento de básquetbol junto a un ex compañero, José Ramírez Dalnez, en el gimnasio de la Universidad de Tarapacá.
Pero para el "Pancho", como lo conocen sus amigos, nada ha sido regalado y menos en el baloncesto profesional y él muy bien lo sabe, ya que desde el momento que decidió ser un profesional de esta disciplina ha tenido que luchar contra la adversidad.
Comentó que tras el título nacional juvenil obtenido en 1990, vistiendo los colores de Arica, decidió que su futuro deportivo estaba en esta actividad, así que cuando cursaba cuarto medio comenzó a buscar alguna beca deportiva que le permitiese estudiar en la universidad y a la vez jugar en la Dimayor, "mi máximo sueño desde mi infancia", subrayó.
Fue así que en 1991 probó suerte en la Universidad de Concepción. Pero su cercanía con lo mejor del básquet chileno lo hizo rápidamente saltar a la Universidad de Temuco, institución que le abrió las puertas para que debutara en 1992 en el profesionalismo y, de paso, lo becó en Periodismo, carrera que no pudo seguir, "porque llegó la responsabilidad de mantener a una familia, que sin duda ha sido mi principal pilar en la carrera que desarrollo".
Un año más tarde decidió emigrar a una institución más "chica", así que fichó por Deportes Laja, donde se mantuvo hasta 1996. Aquí ganó en experiencia y roce, que lo llevó en 1997 firmar en Osorno. En el conjunto de la Décima Región logró ser campeón en 1998 y 2000 de la Dimayor.
Desde el 2000 que se encuentra ligado a Deportivo Valdivia. Pero eso no quiere decir que sólo del básquetbol vive, porque debe volver el próximo 19 a esta sureña ciudad para retomar sus obligaciones laborales en la empresa eléctrica de la zona. Aunque su viaje también obedece a resolver los últimos detalles de su renovación de contrato con la escuadra valdiviana.

Fuente . Austral Valdivia

viernes, 11 de mayo de 2018

"El básquetbol no es el mismo de ayer"

Muchos de los jugadores que actualmente participan del Nacional Universitario aún no nacían cuando José Luis Verdejo brillaba en el incipiente torneo de la Dimayor y con la casaquilla de la selección nacional.
Identificado toda su vida con Valparaíso, el "Pipa" Verdejo es considerado uno de los mejores bases que se ha dejado ver en la canchas nacionales. El ex basquetbolista jugó el primer campeonato de la Dimayor en 1979 y junto a Sportiva Italiana ganó en 1980 y 1982.
Hace dos años, Verdejo se hizo cargo de la dirección técnica de la Universidad de Valparaíso. Entre partido y partido del campeonato nacional, el DT hizo una pausa para conversar del pasado y también del futuro.
Cuando el "Pipa" Verdejo deleitaba con su técnica, el básquetbol y las motivaciones por jugar eran otras. Se practicaba una deporte menos atlético y menos físico. "Los jugadores de dos décadas atrás, utilizaban su talento, era un básquetbol pausado y armonioso", relató.
 El DT explica que los basquetbolistas de hoy juegan con mucha ansiedad, ímpetu y ambición. "No se manejan los tiempos, se corre desde el minuto 1 hasta el 40 y creo que eso es perjudicial para el espectáculo", comentó.
A juicio de Verdejo, hace unos años el básquetbol tenía un espectro más amplio para su desarrollo y ahora sólo se concentra en la Dimayor, que diluyó otro tipo de campeonatos.
"Los nacionales que se realizaban con equipos de las distintas ciudades eran una excelente instancia para ver en acción a los jugadores. Además, de esos torneos se seleccionaba a los jugadores que formarían la selección nacional", sostuvo.
El DT señala que los nacionales universitarios no suplen la necesidad de campeonatos que tiene el país. "Los dirigentes deberían crear otras opciones diferentes. El básquetbol debe ser atractivo y a él debe acceder una gran cantidad de equipos y no sólo los que tengan recursos", manifestó.

UNIVERSITARIOS

José Luis Verdejo es enfático en señalar que los jugadores que participan en Dimayor tienen todo el derecho a representar a su universidad. "Dejar fuera a los basquetbolistas que se encuentran a nivel profesional sería un error. Estaríamos nivelando hacia abajo y nadie quiere que ocurra eso.
Lo que el DT cambiaría sería la edad máxima para la participación de los universitarios. El estratega estima que 28 años es un límite muy alto y que debería ser reducido a los 26.
"Un muchacho ingresa se 18 años la universidad y si continúa jugando hasta los 28 es señal que ese joven sólo se mantiene en la casa de estudios con el único objetivo de seguir jugando. No hay carreras que justifiquen diez años de enseñanza", relató.
El "Pipa" Verdejo explica que los nacionales son una buena instancia -aunque no suficiente- para encontrar nuevas figuras para el básquetbol chileno.
"Este tipo de torneos tiene mística propia, que se juega con mucho amor a la camiseta, no hay plata de por medio, no hay cracks, lo que se traduce en un bonito espectáculo", relató.


Fuente: Austral de Valdivia

El Puerto le agradece a uno de sus ídolos


El municipio porteño resolvió hace unas semanas declarar Hijo Ilustre de la ciudad al otrora basquetbolista Francisco "Kiko" Valenzuela, quien fue uno de los protagonistas de la época dorada del baloncesto en Valparaíso y, según muchos, uno de los mejores jugadores que ha tenido nuestro país.



Fue por eso que la Federación cestera que dirige Miguel Herrera no quiso ser menos y la noche del martes le organizó una cena de homenaje en el Club de Yates de Recreo, ocasión en la que se hizo un repaso por los innumerables logros deportivos obtenidos por el base nacido en la cantera de Unión Árabe.
"A 'Kiko' le tengo mucho aprecio, creo que fue uno de los grandes jugadores que hemos tenido en la historia de nuestro deporte… como no es común que se distinga a un deportista para nosotros era justo, lógico y merecido que siguiéramos con el ejemplo del alcalde porteño", comenta Herrera, junto con decir que "yo tuve la suerte de verlo jugar y seguramente si uno hiciera una lista de los más grandes jugadores que ha tenido este deporte, Valenzuela tendría que estar ahí".
Para confirmar que no se trata de una exageración, basta con consignar dos grandes hechos que dejaron huella. En primer lugar el triunfo que, integrando la Selección Chilena, logró en el Sudamericano de Montevideo sobre Brasil, en 1968. "Hacía 30 años que nuestro país no le ganaba a los brasileños y lo hicimos por una diferencia de cinco puntos, ahora ya llevamos más de 40 años sin lograrlo. Ese era prácticamente un equipo de Valparaíso", recuerda el propio Valenzuela sobre el conjunto que dirigió técnicamente René Hola y cuya formación titular también integraban Luis "Caco" Suárez, Óscar Fornoni, Jorge Ferrari y Francisco Pando.
GRANDES HAZAÑAS
El segundo recuerdo imborrable data del mismo año y fue cuando en el Fortín Prat una selección local se enfrentó a los afamados "Harlem All Stars". Si bien el manager del conjunto americano les solicitó a los anfitriones que les permitieran mostrar todo su repertorio de piruetas, Valenzuela y sus compañeros, como seleccionados chilenos que eran, se tomaron el duelo en serio y se impusieron por 4 puntos. Fue la única derrota de los estadounidenses en una gira mundial que completó 100 compromisos.
Y aunque el resultado no fue positivo, "Kiko" también rescata de su bitácora un pleito que en 1966 sostuvo en Valparaíso el combinado nacional contra la Unión Soviética, en el marco de un Mundial Extraordinario. "Aunque perdimos, creo que ha sido el mejor partido que jugué en mi vida", indica Valenzuela, quien sólo en la cena de camaradería pudo comprobar gracias a las palabras de sus amigos la importancia que tuvo como jugador. "Fue muy emocionante, porque mis dos hijas se dieron cuenta quien era 'Kiko' Valenzuela… cómo quisiera tener un video para poder demostrarle eso a los nietos", sostiene.
Para completar el currículum del recordado menudo conductor (1,64 mts.) se deben consignar todos los títulos nacionales alcanzados con Valparaíso. En 1952 en un torneo escolar que se realizó en Iquique y en el que superaron a Vallenar, en el '57 el campeonato juvenil realizado en el Puerto, en el '61 el adulto de Melipilla y cuatro años más tarde la revalidación de esa corona en el Fortín Prat.
Como si fuera poco, en 1969 alcanza la copa del Sudamericano de clubes defendiendo a Bata de Peñaflor, en un certamen que se disputó en Antofagasta. Más tarde, como entrenador de la serie juvenil porteña sumaría (1990) otro título nacional, destacando también en su trabajo con las selecciones femeninas y en el club DPA.
"El reconocimiento que se me hace siento que es más para todo el básquetbol que hubo antes y que se practica en esta ciudad", indica, junto con asegurar que la única manera de reactivar esta disciplina es enfocarse fuertemente en las series menores: "Es la única forma de levantar el básquetbol".
De hecho, aunque Valenzuela dejó su cargo de técnico del equipo femenino del DPA, proyecta trabajar de manera particular o a través de un convenio con la asociación porteña, con jugadores de 14 a 18 años.
Por eso entrega detalles de la tarea personalizada que realizó con el joven Barham Amor, quien hoy es seleccionado juvenil y capitán de Chile, y se apronta para competir en el Sudamericano de Paraguay.
mirando Al FUTURO
"Cuando uno trabaja con un solo chico en un curso de alto rendimiento es más fácil transformarlo en un gran jugador, cuando se hace con 10 quizás se puede lograr con siete de ellos", comenta, aunque asume que la tarea de las asociaciones locales debiera enfocarse más a la generación de recursos para preparar de buena forma a los menores.
"En Valparaíso ya cambió el directorio y es de esperar que las cosas estén cambiando, aunque es difícil de lograrlo... todo depende de la voluntad que tengan los dirigentes", dice Valenzuela, quien también cree que podría trabajar con algunos entrenadores de proyección, con el objeto de que su experiencia no se pierda. Eso, tal como ocurre con su esperanza de que alguno de sus nietos pueda convertirse en un buen jugador y así ser su heredero: "Ojalá así ocurra,porque el básquetbol está en sus genes".
GINO HENRÍQUEZ
deportes@mercuriovalpo.cl