Javier Piñeiro Dávila

Daniel Viafora llegó a Chile el 14 de septiembre de 1980. Tenía 20 años y su intención era permanecer tres meses en Vulco, como reemplazante de Jorge Saint Omer, también nativo de Panamá.
Los planes estipulaban disfrutar la experiencia y, en un plazo breve, aprovechar la posibilidad de una beca en Estados Unidos.
Pero me fui quedando. Allá no me aceptaban a fines de año y tenía que esperar hasta el siguiente. Además, tenía que trabajar. Acá, en cambio, me pagaban, recuerda el hoy veterano Viafora, quien disputa por estos días su sexta final de la Dimayor.
De Chile, cuando aún se encontraba en su natal Colón, tenía como referencias a las palabras de Saint Omer y de los canasteros Mario Gálvez y Fernando Pinillo, dupla que militaba en Universidad de Concepción.
Sabía dos cosas: que hacía frío y que no se respetaban los derechos humanos, recuerda el centroamericano, quien se inició en Panamá en una liga infantil amparada por los rotarios.
Uno de los siete hijos de una familia de escasos recursos económicos, Viafora practicó desde pequeño baloncesto y natación. De hecho, antes de llegar a Santiago, lo acababan de despedir de su trabajo como salvavidades de un club de la urbe situada a orillas del Atlántico.
Ese año (1980) viajé mucho por diferentes competencias. Me mostraron un sobre azul y me dijeron que la piscina la iban a cerrar, rememora sonriente.
Nunca en la Roja
Pese a haberse nacionalizado, Viafora jamás ha integrado una selección chilena. ¿Habrá influido el que defendió a la de su tierra de origen?
Eso fue lo que siempre me dijeron. Pero, extrañamente, está el caso de Adolfo Mery, quien jugó hasta el '85 por Panamá y el '87 actuó por Uruguay en los Panamericanos. Ahí había un antecedente, señala.
Y aunque no se ha calzado la camiseta roja, su experiencia en los pabellones criollos le otorga una visión acerca del combinado.
Debiera estructurarse un plan a largo plazo, con un ciclo olímpico de cuatro o, idealmente, de ocho años. Debiera incluir divisiones inferiores y un cuerpo técnico en cada zona, si se ve que hay problemas de distancia. Pero lo más importante es tener una misma filosofía de juego. De nada vale que uno trabaje aislado. Hay que dejar el egoísmo de lado, recomienda.
Así de simple
Para Viafora, el que los extranjeros dominen los cestos locales tendría que ser un incentivo y no una traba para los chilenos. Considera, además, que la Dimayor debiera moverse más cuando el torneo no se está disputando, para sacar esto adelante. Acá no hay mucha disposición para encarar las dificultades.
Ganador de tres títulos en la liga (ver infografía), cree que si Llanquihue atrapa la presente edición (aventaja 3-2 a Deportivo Valdivia) lo habrá hecho por confiar en un buen grupo, con una interesante combinación de experiencia y juventud, y la llegada de un extranjero productivo, como Jack (Martínez). Y aunque no trabajé con él, creo que Jorge Luis Álvarez (el alejado DT) merecería un reconocimiento.
Sobre su futuro deportivo, Viafora admite que no se proyecta: Juego porque me gusta, por la competencia. Tengo 41 años, y soy feliz colaborando para un club y un entrenador (Iván Gallardo) que confiaron en mí. Así de simple.
Definiciones sobre el parquet
Momento inolvidable: Muchos. Los campeonatos, el título de goleador del '88, el participar de buenos grupos, como el de Naval....
Un partido: Los clásicos de Petrox con la U de Concepción, esa euforia que había en la zona cada vez que nos enfrentábamos.
Un rival: Yo mismo. No me preocupo del rival aunque estoy atento. Pero sé que, si ando mal, es culpa mía.
Una anécdota: Un amistoso de Petrox contra Valdivia. El partido terminó empatado y los dos entrenadores no quisieron jugar alargue porque estaban conformes así. Lo encontré medio ridículo.
Un jugador chileno: Manuel (Herrera), en lo ofensivo, y Lorenzo Pardo, que en paz descanse, en lo defensivo.
Un extranjero en Chile: Muchos. En lo ofensivo, Alvin Frederick, quien era muy completo, un tipo que no se hacía problema con nada. En lo defensivo, Craig Smoak. Pero hubo muchos otros espectaculares: Carlton Johnson, Mack Hilton, George Holt, Dave Wilburn... Sería egoísta destacar uno solo.
Moochie Norris: Inteligentísimo. Además, no rehuía al trabajo físico. Incluso, trabajaba más. Él sabía que estaba preparándose para volver a la NBA.
El Mercurio
No hay comentarios.:
Publicar un comentario